Esta novela extraordinaria, tal vez la mejor novela de amor de losúltimos años, resulta difícil de presentar en toda su belleza yprofundidad. Preferimos, esta vez, elegir para ello palabras ajenas:«El cielo es azul, la tierra blanca es una de las historias deamor más bellas que he leído en mi vida. No me refiero a uno de esosamores cursis y pretenciosos que proliferan tanto en cierto tipo delibros, sino a algo mucho más profundo y real, la lenta y sólidarelación de dos seres solitarios, necesitados el uno del otro, capacesde encontrar la ternura y de compartirla con el amado en medio de losmás pequeños gestos cotidianos, comer, beber, dar un paseo, sentarsejunto a una ventana en la oscuridad... Y narrado de una manera tandelicada, tan justa, que parece un pedazo de vida real -quizá lo sea-pintado en un lienzo y ofrecido a nuestros ojos para ayudarnos a ser mássabios. Léanlo y disfruten.»Ángeles caso, La Vanguardia