«Yo digo que la vida perfectamente puede estar hecha de la mismamateria de las películas.»Cuando al poblado llega una de Marilyn Monroe, Gary Cooper o CharltonHeston, en casa de María Margarita se juntan las monedas exactas parauna entrada y la mandan a ella a verla. Debido a su talento especialpara contarlas como si fueran «en tecnicolor y cinemascope», al pocotiempo todo un público la espera impaciente tras cada proyección.«Comencé a fijarme en detalles que la mayoría pasaban por alto: el modoacanallado de pintarse los labios de la rubia amante del mafioso, algúntic casi inadvertido del pistolero en los instantes previos al saque, laforma en que los soldados encendían el cigarrillo en las trincheras paraque el enemigo no viera el resplandor del fósforo.»Tan sencilla como poderosa, esta novela encierra un homenaje al arte denarrar historias, al tiempo que traza la mágica historia de los cines enlos pueblos en sus tiempos de esplendor y decadencia.